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Guía esencial para armar un proyecto de salud desde el punto de vista financiero (sin volverte experto en finanzas)

Lanzar o hacer crecer un proyecto en salud —ya sea un consultorio, una clínica, un centro especializado o una práctica independiente, entre otros— no solo requiere vocación, talento y conocimiento clínico. También implica enfrentar una realidad que a veces puede dar algo de vértigo: realizar la planeación financiera de tu proyecto. Tener una base económica bien organizada puede marcar la diferencia entre avanzar con confianza o tropezar sin claridad.

Es normal sentir algo de miedo ante lo que no dominamos del todo, y los números no suelen ser el idioma más cómodo de la mayoría de los profesionales de la salud. Porque el conocimiento cura, en esta guía buscamos quitarle el misterio y complejidad a la planeación financiera, y darte conceptos claros y pasos sencillos que te ayuden a tomar mejores decisiones desde el principio para aumentar las probabilidades de éxito de tu proyecto.

Paso 1: Define cuánta inversión inicial necesitas

Antes de pensar en ingresos o pacientes, necesitas saber cuánto cuesta arrancar. Esto incluye todo lo necesario para poner en marcha el proyecto, por ejemplo:

  • Acondicionar o adecuar el espacio físico
  • Comprar equipo médico, mobiliario o tecnología
  • Licencias, permisos y registro de marca
  • Campañas de lanzamiento o página web
  • Depósitos o pagos por adelantado (renta, seguros, servicios)

Haz una lista lo más detallada posible, aunque los números no sean exactos al principio. El objetivo es tener una visión realista de lo que necesitas para empezar.

Paso 2: Separa tus gastos fijos de los variables

Una vez que tu proyecto está en marcha, es clave entender en qué vas a gastar mes a mes.

🔸 Gastos fijos

Son aquellos que vas a pagar cada mes, tengas muchos o pocos pacientes. Algunos ejemplos:

  • Renta del consultorio
  • Sueldos o servicios administrativos
  • Servicios básicos (agua, luz, internet)
  • Plataformas o software que pagues por suscripción
  • Publicidad recurrente

🔹 Gastos variables

Estos dependen del volumen de actividad que tengas. Por ejemplo:

  • Insumos médicos o material desechable
  • Honorarios de especialistas por paciente atendido
  • Comisiones por ventas
  • Transporte o laboratorios externos

Separar estos dos tipos de gastos te ayudará a anticipar tus necesidades, evitar sorpresas y decidir con mayor claridad cuándo puedes invertir más y cuándo conviene mantenerte conservador.

Paso 3: Entiende tus “unit economics” (o tu rentabilidad por paciente)

Aunque suene complejo, esto es muy simple: se trata de entender cuánto ganas y cuánto te cuesta atender a un solo paciente.

Hazte preguntas como:

  • ¿Cuánto ingreso promedio me deja cada consulta o tratamiento?
  • ¿Cuánto me cuesta atender a un paciente (incluyendo tu tiempo, materiales, espacio)?
  • ¿Qué margen me deja cada servicio después de cubrir mis costos?

Con esto podrás construir algo muy valioso: una proyección clara de cuándo alcanzarás tu punto de equilibrio (breakeven). Es decir, cuántos pacientes necesitas atender al mes para cubrir tus gastos fijos y no operar en pérdida, el cual constituye un hito crucial para el éxito de un proyecto. A partir de este punto tu proyecto empieza a generar recursos en lugar de consumirlos y se empiezan abrir posibilidades para tu proyecto.

Aquí entra en juego otro punto clave: planear el capital y el financiamiento necesario. No basta con saber cuánto cuesta arrancar o cuánto necesitas para operar mes a mes. Es igual de importante asegurarte de que tienes acceso a los recursos suficientes —propios o financiados— para llegar a ese punto de equilibrio sin ahogarte en el camino. Esa planeación puede marcar la diferencia entre una práctica que se consolida y crece, y una que se frena por falta de liquidez.

Paso 4: Escalonar la inversión puede ser una estrategia ganadora

No necesitas hacerlo todo de golpe. De hecho, empezar de forma gradual muchas veces puede ser lo más sano financieramente.

Por ejemplo:

  • ¿Puedes arrancar con un consultorio más pequeño o que otros colegas también usen el espacio?
  • ¿Qué componentes de equipo y mobiliario realmente necesitas para iniciar y qué adquisiciones pueden venir después? ¿Es pertinente al principio rentar algunos componentes?
  • ¿Puedes lanzar con un portafolio básico de servicios e ir ampliando conforme creces?

Escalonar la inversión te permite probar tu modelo, validar la demanda, generar el flujo necesario de pacientes y realizar ajustes, antes de comprometerte con gastos mayores. Es una forma inteligente de reducir riesgo sin frenar tu crecimiento.


Conclusión: la planeación financiera es un componente crítico del cuidado integral de la salud de tu proyecto

Armar un proyecto de salud implica más que vocación y conocimiento médico o conocimiento en salud. Una base financiera ordenada, hecha a la medida de tu realidad, es como profilaxis para tu proyecto: incrementa sustancialmente la probabilidad de llevar a cabo un proyecto sano que pueda crecer sin poner en juego tu estabilidad.

Organiza tu inversión, entiende tus costos y toma decisiones informadas. No necesitas ser financiero, con estos conceptos puedes dar pasos muy importantes para planear desde el punto financiero el éxito de tu proyecto.

Praxia te ayuda a construir con maestría financiera

En Praxia Capital estamos comprometidos a acompañar a los profesionales de la salud no solo con financiamiento, sino también con asesoría especializada que los ayude a enfrentar los retos propios de cada práctica. Por eso, te apoyamos en la organización financiera de tu proyecto, ayudándote a escalonar la inversión, anticipar tus necesidades y contar con un crédito flexible que se adapte a las etapas reales de tu consultorio o clínica —no al revés.

Nuestras soluciones de financiamiento están diseñadas para ayudarte a minimizar el riesgo del proyecto, reducir tu costo financiero y permitirte enfocarte en lo más importante: construir algo sólido, sostenible, y a la altura de tu vocación y tu carrera.


La información proporcionada en este artículo tiene un propósito educativo y de orientación general. No constituye una recomendación específica de inversión, crédito, o producto financiero. Las decisiones financieras deben ser tomadas considerando tus circunstancias personales. Siempre es importante leer cuidadosamente los contratos y acuerdos, asegurándote de comprender todos sus términos, especialmente aquellos en letra pequeña. Se recomienda evitar firmar acuerdos que no sean claros o que no entiendas completamente.


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